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jueves, 27 de enero de 2011

Un desempleado.

Como cerca de cinco millones de españoles estoy en situación de desempleo, nunca me había visto en esta situación, desde el año 1991 estaba en situación de empleado pero entre la crisis y unas circunstancias ciertamente desagradables hicieron que desde el mes de agosto del año pasado este en esta situación.
Afortunadamente como no hay mal que por bien no venga, en la actualidad estoy en un curso del Inaem, Instituto aragonés de empleo, el curso es de agente comercial y lo cierto es que me esta sirviendo para formarme en un empleo que me interesa mucho y que espero y deseo que pueda ser mi futuro laboral.
Ciertamente las circunstancias actuales no son las mejores para el empleo, gracias a un gobierno inoperante, esperando una ayuda externa que no llega o quizá una intervención divina, estamos sumidos en una situación desesperante para muchos, en el horizonte más cercano las posibilidades de encontrar un puesto de trabajo son bajísimas y además posiblemente en unas condiciones claramente desfavorables para los trabajadores.
El futuro más cercano está muy negro, quizás sea muy negativo, quizás mis actuales condiciones hagan que vea las cosas desde ese prisma, pero también creo que los expertos en economía piensan lo mismo que pueda ver yo sin ser un entendido en la materia.
¿Qué futuro le espera a mis hijas? esta pregunta me la hago muchas veces, oigo comentarios preocupantes en el sentido de que posiblemente las generaciones futuras, la de nuestros hijos, quizás no tengan el nivel de vida que tengamos en la actualidad, que va a ser la generación que en lugar de avanzar retroceda, si eso llega a ser cierto, si eso que auguran llega a ser cierto estamos ante un problema muy serio.
A todo esto podemos sumar el incierto porvenir de las Pensiones, la inseguridad que genera a los ciudadanos de un país que no sabe como vivirán sus mayores después de trabajar y aportar un dinero al Estado para que este cuando llegue el momento de su retiro se lo devuelva y garantice la economía de sus últimos años de vida.
En fin para concluir esta reflexión me gustaría pedir a los que dirigen este país en la actualidad y a los que puedan dirigirlo en el futuro que piensen en los ciudadanos españoles y no tanto en ellos que dejen de mirarse el ombligo y velen por los intereses de todos.